Los sistemas de control de los depósitos de purga son esenciales para mantener el funcionamiento seguro, eficiente y sostenible de los sistemas de calderas. Estos sistemas regulan la eliminación de impurezas disueltas y en suspensión del agua de la caldera, ayudando a preservar la calidad óptima del agua y a proteger los componentes internos de posibles daños. Un elemento crítico de la gestión eficaz de la sala de calderas es garantizar la alta calidad del agua de alimentación. La mala calidad del agua es una de las principales causas de avería de las calderas, y hasta el 90% de las averías se atribuyen a la corrosión de las tuberías. Esta corrosión suele deberse a las impurezas que quedan sin tratar en el sistema, por lo que un control preciso y constante de la purga no sólo es beneficioso, sino esencial.
Las calderas industriales necesitan agua limpia para funcionar eficazmente. Llenar una caldera con agua del grifo sin tratar causaría daños importantes debido a:
Aunque las calderas suelen alimentarse con agua pretratada a través de un pozo caliente, esto no elimina todas las impurezas. Con el tiempo, la entrada de oxígeno y la acumulación de SDT introducen contaminantes en el sistema. Para evitar daños, las calderas requieren ciclos regulares de purga para eliminar estas impurezas.
se necesita una frecuencia de soplado típica:
La descarga de la purga es extremadamente caliente si se libera directamente en las tuberías, podría causar graves daños térmicos. Un recipiente de purga desempeña un papel fundamental para garantizar una manipulación segura:
El control de la purga se consigue a través de dos mecanismos clave, cada uno dirigido a diferentes tipos de contaminantes:
La implantación de un sistema de control de purgas optimiza tanto la seguridad como la eficacia, garantizando que:
Al integrar el control automatizado de la purga, las plantas pueden prolongar considerablemente la vida útil de las calderas, reducir los tiempos de inactividad y mejorar la eficiencia energética.
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